viernes, 3 de abril de 2009

La ciencia, su método y su filosofía

Mario Bunge introduce las bases del método científico, con esta obra.
Para él, la ciencia es la más deslumbrante y asombrosa de las estrellas de la cultura cuando la consideramos como un bien en sí mismo, esto es, como un sistema de ideas establecidas provisionalmente (conocimiento científico) y como una actividad productora de nuevas ideas (investigación científica).

La ciencia es un conjunto sistemático de conocimientos con los cuales se establecen leyes y principios que el hombre utiliza para explicar, describir y transformar al mundo que lo rodea.

El punto de partida de la ciencia se encuentra en la voluntad del hombre de servirse de la razón para comprender y controlar la naturaleza.

La ciencia para Bunge se clasifica en función del enfoque que se le da al conocimiento científico sobre el estudio de hechos, (ciencia fáctica) o sobre el estudio de ideas, (ciencia formal).
Se llaman ciencias formales a la lógica y la matemática, por ocuparse de inventar entes ideales y de establecer relaciones entre ellos.
La lógica y la matemática establecen contacto con la realidad a través del puente del lenguaje, tanto el ordinario como el científico.
Teniendo en cuenta el objeto o tema de las respectivas disciplinas y la diferencia de especie entre los enunciados que se proponen establecer las ciencias formales y las fácticas, se pueden diferenciar así: mientras los enunciados formales consisten en relaciones entre signos, los enunciados de las ciencias fácticas se refieren a sucesos y procesos.
Está división también tiene en cuenta el método por el cual se ponen a prueba los enunciados verificables: mientras las ciencias formales se contentan con la lógica para demostrar rigurosamente sus teoremas; las ciencias fácticas tienen que mirar las cosas y siempre que les sea posible, deben procurar cambiarlas deliberadamente para intentar descubrir en qué medida sus hipótesis se adecuan a los hechos.

A los lógicos y matemáticos no se les da objetos de estudio: ellos construyen sus propios objetos. Es verdad que a menudo lo hacen por abstracción de objetos reales (naturales y sociales).

De esta manera, las ciencias formales jamás entran en conflicto con la realidad, se emplean en la vida cotidiana y en las ciencias fácticas lo hacen a condición de que se les superpongan reglas de correspondencia adecuada.

La matemática y la lógica son, ciencias deductivas. El proceso constructivo, en que la experiencia desempeña un gran papel de sugerencias, se limita a la formación de los puntos de partida (axiomas).
Aún así tan sólo las conclusiones (teoremas) tendrán que ser verdaderas: los axiomas mismos pueden elegirse a voluntad. La batalla se habrá ganado si se respeta la coherencia lógica esto es, si no se violan las leyes del sistema de lógica que se ha convenido en usar.
En las ciencias fácticas, la situación es enteramente diferente ya que ellas emplean sólo símbolos interpretados y además, la racionalidad, es necesaria pero no suficiente para los enunciados fácticos; en particular la sumisión a algún sistema de lógica es necesaria pero no es una garantía de que se obtenga la verdad. Además de la racionalidad, exigimos de los enunciados de las ciencias fácticas que sean verificables en la experiencia. Únicamente después que haya pasado las pruebas de la verificación empírica podrá considerarse que un enunciado es adecuado a su objeto, o sea que es verdadero, y aún así hasta nueva orden. Por eso es que el conocimiento fáctico verificable se llama a menudo ciencia empírica.
Sólo la experiencia puede decirnos si una hipótesis relativa a cierto grupo de hechos materiales es adecuada o no. La experiencia le ha enseñado a la humanidad que el conocimiento de hecho no es convencional, que si se busca la comprensión y el control de los hechos debe partirse de la experiencia.

Las ciencias formales demuestran o prueban; las ciencias fácticas verifican (confirman o desvirtúan) hipótesis que en su mayoría son provisionales.
En consecuencia si el estudio de las ciencias formales vigorizan el hábito del rigor, el estudio de las ciencias fáctiles puede inducirnos a considerar el mundo como inagotable, y al hombre como una empresa inconclusa e interminable.
Los rasgos esenciales del tipo de conocimiento que alcanzan las ciencias de la naturaleza y de la sociedad son la racionalidad y la objetividad.

El conocimiento científico de la realidad es objetivo, significa: que concuerda aproximadamente con su objeto; es decir busca alcanzar la verdad fáctica; además verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurriendo a un comercio con los hechos (observación y experimento), intercambio que es controlable y hasta cierto punto reproducible.
Ambos rasgos de la ciencia fáctica, la racionalidad y la objetividad, están íntimamente soldados. Por ejemplo, lo que usualmente se verifica por medio del experimento es alguna consecuencia extraída por vía deductiva de alguna hipótesis.

La ciencia fáctica posee características como:

1- El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, los responde hasta cierto punto, y siempre vuelve a ellos. La ciencia intenta describir los hechos tales como son, los enunciados fácticos confirmados se llaman usualmente “datos empíricos”.
Estos se obtienen con ayuda de teorías y son a su vez la materia prima de la elaboración teórica. Una subclase de datos empíricos es de tipo cuantitativo; los datos numéricos y métricos se disponen a menudo en tablas.
No hay ciencia sin análisis, el investigador intenta describir las características y el monto de la perturbación que produce en el acto del experimento; procura, en estimar la desviación o “error” producido por su intervención activa.
2- El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta los hechos, produce nuevos hechos, y los explica.
Los científicos exprimen la realidad a fin de ir más allá de las apariencias; el conocimiento científico racionaliza la experiencia en lugar de limitarse a describirla; la ciencia da cuenta de los hechos explicándolos por medio de hipótesis (en particular, enunciados de leyes) y sistemas de hipótesis (teorías).

Los científicos conjeturan lo que hay tras los hechos observados, y de continuo inventan conceptos que no corresponden a preceptos, aun cuando presumiblemente se refieren a cosas, cualidades o relaciones existentes objetivamente.

Las discrepancias entre las previsiones teóricas y los hallazgos empíricos figuran entre los estímulos más fuertes para edificar teorías nuevas y diseñar nuevos experimentos. La elaboración teórica de los hechos y la comparación de las consecuencias de las teorías con los datos observacionales, son la principal fuente del descubrimiento de nuevos hechos.

3- La ciencia es analítica: la investigación científica aborda problemas circunscriptos, uno a uno y los descompone en elementos; trata de entender toda situación total en términos de sus componentes; intenta descubrir los elementos que explican su integración.
A medida que la investigación avanza, su alcance de los problemas se amplía. Los resultados de la ciencia son generales, tanto en el sentido de que se refieren a clases de objetos, como en que están, o tienden a ser incorporados en síntesis conceptuales llamadas teorías. El análisis, tanto de los problemas como de las cosas, no es tanto un objetivo como una herramienta para construir síntesis teóricas.

La investigación comienza descomponiendo sus objetos a fin de descubrir el “mecanismo” interno responsable de los fenómenos observados. Pero el desmontaje del mecanismo no se detiene cuando se ha investigado la naturaleza de sus partes; el próximo paso es el examen de la interdependencia de las partes, y la etapa final es la tentativa de reconstruir el todo en términos de sus partes interconectadas.
El análisis es la única manera conocida de descubrir cómo emergen, subsisten y se desintegran los todos. La ciencia no ignora la síntesis: lo que sí rechaza es la pretensión irracionalista de que las síntesis pueden ser aprehendidas por una intuición especial, sin previo análisis.
4- La investigación científica es especializada: una consecuencia del enfoque analítico de los problemas es la especialización. No obstante la unidad del método científico, su aplicación depende, en gran medida, del asunto; esto explica la multiplicidad de técnicas y la relativa independencia de los diversos sectores de la ciencia.
La especialización no ha impedido la formación de campos interdisciplinarios tales como la biofísica, la bioquímica, la psicofisiología, la psicología social, la teoría de la información, la cibernética, o la investigación operacional. Con todo, la investigación tiende a estrechar la visión del científico individual; un único remedio ha resultado eficaz contra la unilateralidad profesional, y es una dosis de filosofía.
5- El conocimiento científico es claro y preciso: sus problemas son distintos, sus resultados son claros.
El conocimiento científico procura la precisión; nunca está enteramente libre de vaguedades, pero se las ingenia para mejorar la exactitud; nunca está del todo libre de error, pero posee una técnica única para encontrar errores y para sacar provecho de ellos.

La claridad y la precisión se obtienen en ciencia de las siguientes maneras:
a- Los problemas se formulan de manera clara; lo más difícil, es distinguir cuáles son.
b-La ciencia parte de nociones que parecen claras al no iniciado; y las complica, purifica y eventualmente las rechaza; la transformación progresiva de las nociones corrientes se efectúa incluyéndolas en esquemas teóricos.
c- La ciencia define la mayoría de sus conceptos: algunos de ellos se definen en términos de conceptos primitivos, otros de manera implícita, esto es, por la función que desempeñan en un sistema teórico (definición contextual). Las definiciones son convencionales, pero no se las elige caprichosamente: deben ser convenientes y fértiles.
Una vez que se ha elegido una definición, el discurso restante debe guardarte fidelidad si se quiere evitar inconsecuencias.
d-La ciencia crea lenguajes artificiales inventando símbolos y se les atribuye significados determinados por medio de reglas de designación, los símbolos básicos serán simples, pero podrán combinarse conforme a reglas determinadas para formar configuraciones tan complejas como sea necesario (las leyes de combinación de los signos que intervienen en la producción de expresiones complejas se llaman reglas de formación).
e-La ciencia procura siempre medir y registrar los fenómenos. Lo que caracteriza el conocimiento científico es la exactitud en un sentido general antes que la exactitud numérica o métrica, la que es inútil si media la vaguedad conceptual. Más aún, la investigación científica emplea, en medida creciente, capítulos no numéricos y no métricos de la matemática, tales como la topología, la teoría de los grupos, o el álgebra de las clases, que no son ciencias del número y la figura, sino de la relación.
6- El conocimiento científico es comunicable: es expresable, es público. El lenguaje científico comunica información a quien quiera haya sido adiestrado para entenderlo. Hay, ciertamente, nociones difusas, incluso en el desarrollo de la ciencia (aunque no en la presentación final del trabajo científico); pero es preciso aclararlos antes de poder estimar su adecuación. El lenguaje de la ciencia es informativo, la inefabilidad misma es, en cambio, tema de investigación científica, sea psicológica o lingüística.
La comunicabilidad es posible gracias a la precisión; y es a su vez una condición necesaria para la verificación de los datos empíricos y de las hipótesis científicas. Aun cuando, por “razones” comerciales o políticas, se mantengan en secreto durante algún tiempo unos trozos del saber, deben ser comunicables en principio para que puedan ser considerados científicos. La comunicación de los resultados y de las técnicas de la ciencia no sólo perfecciona la educación general sino que multiplica las posibilidades de su confirmación o refutación.
La verificación independiente ofrece las máximas garantías técnicas y morales, y ahora es posible en muchos campos, en escala internacional. Por esto, los científicos consideran el secreto en materia científica como enemigo del progreso de la ciencia; la política del secreto científico es, en efecto, el más eficaz originador de estancamiento en la cultura, en la tecnología y en la economía, así como una fuente de corrupción moral.
7- El conocimiento científico es verificable: debe aprobar el examen de la experiencia. A fin de explicar un conjunto de fenómenos, el científico inventa conjeturas fundadas de alguna manera en el saber adquirido. Sus suposiciones deben ser puestas a prueba. El test de las hipótesis fácticas es empírico, esto es, observacional o experimental.
La experimentación puede calar más profundamente que la observación, porque efectúa cambios, aísla y controla las variables sensibles o pertinentes. Sin embargo los resultados experimentales son pocas veces interpretables de una sola manera. Más aún, no todas las ciencias pueden experimentar; y en ciertos capítulos de la astronomía y de la economía se alcanza una gran exactitud sin ayuda del experimento. La ciencia fáctica es por esto empírica en el sentido de que la comprobación de sus hipótesis involucra la experiencia; pero no es necesariamente experimental y en particular no es agotada por las ciencias de laboratorio, como la física.

La prescripción de que las hipótesis científicas deben ser capaces de aprobar el examen de la experiencia es una de las reglas del método científico; la aplicación de esta regla depende del tipo de objeto, del tipo de la hipótesis en cuestión y de los medios disponibles.
Por esto se necesita una multitud de técnicas de verificación empírica estas técnicas siempre consisten en poner a prueba consecuencias particulares de hipótesis generales (entre ellas, enunciados de leyes). Siempre se reducen a mostrar que hay, o que no hay, algún fundamento para creer que las suposiciones en cuestión corresponden a los hechos observados o a los valores medidos.
La verificabilidad hace a la esencia del conocimiento científico; si así no fuera, no podría decirse que los científicos procuran alcanzar conocimiento objetivo.
8- La investigación científica es metódica: los investigadores saben lo que buscan y cómo encontrarlo. El planeamiento de la investigación no excluye el azar; sólo que, a hacer un lugar a los acontecimientos imprevistos es posible aprovechar la interferencia del azar y la novedad inesperada.
Aún a veces el investigador produce el azar deliberadamente, en ocasiones el pone el azar al servicio del orden, todo trabajo de investigación se funda sobre el conocimiento anterior, y en particular sobre las conjeturas mejor confirmadas. (Uno de los muchos problemas de la metodología es, precisamente averiguar cuáles son los criterios para decidir si una hipótesis dada puede considerarse razonablemente confirmada). Más aun, la investigación procede conforme a reglas y técnicas que han resultado eficaces en el pasado pero que son perfeccionadas continuamente, no sólo a la luz de nuevas experiencias, sino también de resultados del examen matemático y filosófico. Una de las reglas de procedimiento de la ciencia fáctica es la siguiente: las variables relevantes debieran variarse una cada vez.
La ciencia fáctica emplea el método experimental concebido en un sentido amplio. Este método consiste en el test empírico de conclusiones particulares extraídas de hipótesis generales
Este tipo de verificación requiere la manipulación de la observación y el registro de fenómenos; requiere también el control de las variables o factores relevantes; siempre que fuera posible debiera incluir la producción artificial deliberada de los fenómenos en cuestión, y en todos los casos exige el análisis y crudos son inútiles y no son dignos de confianza; es preciso elaborarlos, organizarlos y confrontarlos con las conclusiones teóricas.
El método científico no provee recetas infalibles para encontrar la verdad: sólo contiene un conjunto de prescripciones falibles (perfectibles) para el planeamiento de observaciones y experimentos, para la interpretación de sus resultados, y para el planteo mismo de los problemas. Es, en suma, la manera en que la ciencia inquiere en lo desconocido. Subordinadas a las reglas generales del método científico, y al mismo tiempo en apoyo de ellas, la ciencia es pues, esclava de sus propios métodos y técnicas mientras éstos tienen éxito: pero es libre de multiplicar y de modificar en todo momento sus reglas, en aras de mayor racionalidad y objetividad.
9- El conocimiento científico es sistemático: una ciencia es un sistema de ideas conectadas lógicamente entre sí, caracterizado por cierto conjunto básico (pero refutable) de hipótesis peculiares, y que procura adecuarse a una clase de hechos, es una teoría. Todo capítulo de una ciencia especial contiene teorías o sistemas de ideas que están relacionadas lógicamente entre sí, esta conexión entre las ideas puede calificarse de orgánica, en el sentido de que la sustitución de cualquiera de las hipótesis básicas produce un cambio radical en la teoría o grupo de teorías.

El fundamento de una teoría dada no es un conjunto de hechos sino, más bien, un conjunto de principios, o hipótesis de cierto grado de generalidad (y, por consiguiente, de cierta fertilidad lógica). Las conclusiones (o teoremas) pueden extraerse de los principios, sea en la forma natural, o con la ayuda de técnicas especiales que involucran operaciones matemáticas.
El carácter matemático del conocimiento científico esto es, el hecho de que es fundado, ordenado y coherente es lo que lo hace racional. La racionalidad permite que el progreso científico se efectúe no sólo por la acumulación gradual de resultados, sino también por revoluciones. Las revoluciones científicas no son descubrimientos de nuevos hechos aislados, ni son perfeccionamientos en la exactitud de las observaciones sino que consisten en la sustitución de hipótesis de gran alcance (principios) por nuevos axiomas, y en el reemplazo de teorías enteras por otros sistemas teóricos.
Sin embargo, semejantes revoluciones son a menudo provocadas por el descubrimiento de nuevos hechos de los que no dan cuenta las teorías anteriores, aunque a veces se encuentran en el proceso de comprobación de dichas teorías; y las nuevas teorías se torna verificables en muchos casos, merced a la invención de nuevas técnicas de medición, de mayor precisión.
10- El conocimiento científico es general: ubica los hechos singulares en pautas generales, los enunciados particulares en esquemas amplios. El científico se ocupa del hecho singular en la medida en que éste es miembro de una clase o caso de una ley; más aún, presupone que todo hecho es clasificable y legal. No es que la ciencia ignore la cosa individual o el hecho irrepetible; lo que ignora es el hecho aislado. Por esto la ciencia no se sirve de los datos empíricos que siempre son singulares como tales; éstos son mudos mientras no se los manipula y convierte en piezas de estructuras teóricas.
El científico intenta exponer la naturaleza esencial de las cosas naturales y humanas.
El lenguaje científico no contiene solamente términos que designan hechos singulares y experiencias individuales, sino también términos generales que se refieren a clases de hechos.
La generalización es el único medio que se conoce para adentrarse en lo concreto, para apresar la esencia de las cosas (sus cualidades y leyes esenciales). Con esto, el científico evita en cierta medida las confusiones y los engaños provocados por el flujo deslumbrador de los fenómenos.
11- El conocimiento científico es legal: busca leyes (de la naturaleza y de la cultura) y las aplica. Inserta los hechos singulares en pautas generales llamadas “leyes naturales” o “leyes sociales”. Tras el desorden y la fluidez de las apariencias, la ciencia fáctica descubre las pautas regulares de la estructura y del proceso del ser y del devenir. En la medida en que la ciencia es legal, es esencialista: intenta legar a la raíz de las cosas. Encuentra la esencia en las variables relevantes y en las relaciones invariantes entre ellas.
Hay leyes de hechos y leyes mediante las cuales se pueden explicar otras leyes. Los enunciados de las leyes son transitorios, se organizan en una estructura de niveles.

En primer lugar, es preciso comprender que hay muchos tipos de leyes (aun dentro de una misma ciencia), ninguno de los cuales es necesariamente mejor que los tipos restantes.
En segundo lugar, debiera tornarse un lugar común entre los científicos de la cultura el que las leyes no se encuentran por mera observación y el simple registro sino poniendo a prueba hipótesis: los enunciados de leyes no son, en efecto, sino hipótesis confirmadas
12- La ciencia es explicativa: intenta explicar los hechos en términos de leyes, y las leyes en términos de principios. Los científicos no se conforman con descripciones detalladas; además de inquirir cómo son las cosas, procuran responder al por qué: por qué ocurren los hechos como ocurren y no de otra manera. La ciencia deduce proposiciones relativas a hechos singulares a partir de leyes generales, y deduce las leyes a partir de enunciados aún más generales (principios).
Solía creerse que explicar es señalar la causa, pero en la actualidad se reconoce que la explicación causal no es sino un tipo de explicación científica. La explicación científica se efectúa siempre en términos de leyes, y las leyes causales no son sino una subclase de las leyes científicas.
Hay diversos tipos de leyes científicas y, por consiguiente, hay una variedad de tipos de explicación científica: morfológicas, cinemáticas, dinámicas, de composición, de conservación, de asociación, de tendencias globales, dialécticas, teleológicas, etc.
La historia de la ciencia enseña que las explicaciones científicas se corrigen o descartan sin cesar. En las ciencias fácticas, la verdad y el error no son del todo ajenos entre sí.
Las explicaciones científicas no son finales pero son perfectibles.
13- El conocimiento científico es predictivo:
La predicción es, en primer lugar, una manera eficaz de poner a prueba las hipótesis; pero también es la clave del control y aún de la modificación del curso de los acontecimientos.
La predicción científica en contraste con la profecía se funda sobre leyes y sobre informaciones específicas fidedignas, relativas al estado de cosas actual o pasado.
La predicción científica se caracteriza por su perfectibilidad antes que por su certeza. Más aún, las predicciones que se hacen con la ayuda de reglas empíricas son a veces más exactas que las predicciones penosamente elaboradas con herramientas científicas.
14- La ciencia es abierta: no reconoce barreras a priori que limiten el conocimiento. Si un conocimiento fáctico no es refutable en principio, entonces no pertenece a la ciencia sino a algún otro campo. La ciencia es abierta como sistema porque es falible y por consiguiente capaz de progresar. En cambio, puede argüirse que la ciencia es metodológicamente cerrada no en el sentido de que las reglas del método científico sean finales sino en el sentido de que es autocorrectiva: el requisito de la verificabilidad de las hipótesis científicas basta para asegurar el progreso científico.
El investigador moderno ama la verdad pero no se interesa por las teorías irrefutables. Una teoría puede haber permanecido intocada no tanto por su alto contenido de verdad cuanto porque nadie la ha usado.
Los modernos sistemas de conocimiento científico son como organismos en crecimiento: mientras están vivos cambian sin pausa. Esta es una de las razones por las cuales la ciencia es éticamente valiosa: porque nos recuerda que la corrección de errores es tan valiosa como el no cometerlos y que probar cosas nuevas e inciertas es preferible a rendir culto a las viejas y garantidas. La ciencia, como los organismos, cambia a la vez internamente y debido a sus contactos con sus vecinos; esto es, resolviendo sus problemas específicos y siendo útil en otros campos.
15- La ciencia es útil: porque busca la verdad, la ciencia es eficaz en la provisión de herramientas para el bien y para el mal.
Cuando se dispone de un conocimiento adecuado de las cosas es posible manipularlas con éxito. La utilidad de la ciencia es una consecuencia de su objetividad; sin proponerse necesariamente alcanzar resultados aplicables, la investigación los provee a la corta o a la larga.
Es cosa de los técnicos emplear el conocimiento científico con fines prácticos, y los políticos son los responsables de que la ciencia y la tecnología se empleen en beneficio de la humanidad. Los científicos pueden aconsejar acerca de cómo puede hacerse uso racional, eficaz y bueno de la ciencia.
La técnica moderna, es en medida creciente aunque no exclusivamente ciencia aplicada.
La tecnología no es meramente el resultado de aplicar el conocimiento científico existente a los casos prácticos: la tecnología viva es esencialmente, el enfoque científico de los problemas prácticos, es decir, el tratamiento de estos problemas sobre un fondo de conocimiento científico y con ayuda del método científico. Por eso la tecnología, sea de las cosas nuevas o de los hombres, es fuente de conocimientos nuevos.
Todo avance tecnológico plantea problemas científicos cuya solución puede consistir en la invención de nuevas teorías o de nuevas técnicas de investigación que conduzcan a un conocimiento más adecuado y a un mejor dominio del asunto.
El científico torna inteligible lo que hace el técnico y éste provee a la ciencia de instrumentos y de comprobaciones; y lo que es igualmente importante el técnico no cesa de formular preguntas al científico añadiendo así un motor externo al motor interno del progreso científico; la continuación de la civilización moderna depende, en gran medida del ciclo del conocimiento: la tecnología moderna se alimenta de ciencia, y la ciencia moderna depende a su vez del equipo y del estímulo que le provee una industria altamente tecnificada.
Pero la ciencia es útil en más de una manera. Además de constituir el fundamento de la tecnología, la ciencia es útil en la medida en que se la emplea en la edificación de concepciones del mundo que concuerdan con los hechos, y en la medida en que crea el hábito de adoptar una actitud de libre y valiente examen, en que acostumbra a la gente a poner a prueba sus afirmaciones y a argumentar correctamente.
La ciencia es valiosa como herramienta para domar la naturaleza y remodelar la sociedad; es valiosa en sí misma, como clave para la inteligencia del mundo y del yo; y es eficaz en el enriquecimiento, la disciplina y la liberación de nuestra mente.

La mayoría de la gente, y hasta la mayoría de los filósofos, aún creen u obran como si creyeran que la manera correcta de decir el valor de verdad de un enunciado es someterlo a la prueba de algún texto: es decir verificar si es compatible con (o deducible de) frases más o menos célebres tenidas por verdades eternas, o sea, principios infalibles de alguna escuela de pensamiento.
En cambio aquello que caracteriza al conocimiento científico es su verificabilidad: siempre es susceptible de ser verificado (confirmado o disconfirmado), por esto la ciencia es un conocimiento verificable.
Pero la veracidad, que es un objetivo, no caracteriza el conocimiento científico de manera tan inequívoca como el método por el cual la investigación científica plantea problemas y pone a prueba las soluciones propuestas.
En ocasiones, puede alcanzarse una verdad con sólo consultar un texto. Los propios científicos recurren a menudo a un argumento de autoridad atenuada: lo hacen siempre que emplean datos (empíricos o formales) obtenidos por otros investigadores cosa que no pueden dejar de hacer.
En consecuencia, para que un trozo de saber merezca ser llamado “científico”, no basta que sea verdadero. Debemos saber, en cambio, cómo hemos llegado a presumir, que el enunciado en cuestión es verdadero: debemos ser capaces de enumerar las operaciones (empíricas o racionales) por las cuales es verificable (confirmable o disconfirmable) de una manera objetiva al menos en principio. Esta no es sino una cuestión de nombres: quienes no deseen que se exija la verificabilidad del conocimiento deben abstraerse de llamar “científicas” a sus propias creencias, la verificación de enunciados formales sólo incluye operaciones racionales, en tanto que las proposiciones que comunican información acerca de la naturaleza o de la sociedad han de ponerse a prueba por ciertos procedimientos empíricos tales como el recuento o la medición. Pues, aunque el conocimiento de los hechos no provienen de la experiencia pura por ser la teoría un componente indispensable de la recolección de informaciones fácticas no hay otra manera de verificar nuestras sospechas que recurrir a la experiencia, tanto “pasiva” como activa.

En primer lugar si hemos de tratar el problema de la verificación, debemos averiguar qué se puede verificar, ya que no toda afirmación ni siquiera toda afirmación significativa es verificable.

Cuando un enunciado verificable posee un grado de generalidad suficiente, habitualmente se le llama hipótesis científica. Lo que es equivalente, cuando una proposición general (particular o universal) puede verificarse sólo de manera indirecta esto es, por el examen de algunas de sus consecuencias es conveniente llamarla “hipótesis científica”. El núcleo de toda teoría científica es un conjunto de hipótesis verificables. Las hipótesis científicas son, por una parte, remates de cadenas inferenciales no demostrativas (analógicas o inductivas) más o menos oscuras; por otra parte, son puntos de partida de cadenas deductivas cuyos últimos eslabones los más próximos a los sentidos, en el caso de la ciencia fáctica, deben pasar la prueba de la experiencia.
Más aún debiera llamarse “hipótesis” no sólo a las conjeturas de ensayo, sino también a las suposiciones razonablemente confirmadas o establecidas, pues probablemente no hay enunciados fácticos generales perfectos. Las hipótesis científicas están incorporadas en teorías o tienden a incorporarse en ellas; y las teorías están relacionadas entre sí, constituyendo la totalidad de ellas la cultura intelectual.
Si la hipótesis que ha de ser puesta a prueba se refiere a objetos ideales (números, funciones, figuras, fórmulas lógicas, suposiciones filosóficas, etc.), su verificación consistirá en la prueba de su coherencia o incoherencia con enunciados (postulados, definiciones, etc.) previamente aceptados. En este caso, la confirmación puede ser una demostración definitiva. En cambio, si el enunciado en cuestión se refiere (de manera significativa) a la naturaleza o a la sociedad, puede ocurrir, o bien que podamos averiguar su valor de verdad con la sola ayuda de la razón, o que debamos recurrir, además a la experiencia.
El estudio del método científico es, en una palabra, la teoría de la investigación. Esta teoría es descriptiva en la medida en que descubre pautas en la investigación científica (y aquí interviene la historia de la ciencia, como proveedora de ejemplos). La metodología es normativa en la medida en que muestra cuáles son las reglas de procedimiento que pueden aumentar la probabilidad de que el trabajo sea fecundo.
El método científico, aplicado a la comprobación de afirmaciones informativas, se reduce al método experimental. Las hipótesis son afirmaciones o supuestos de los que se parte para analizar un fenómeno; sirven para contrastarlas con la realidad implementando las técnicas que se escojan.
Las hipótesis deben poder ser comprobadas, debe de ser cierta o falsa, correcta o incorrecta.
Las hipótesis son propuestas de explicación de los fenómenos que se formulan al comienzo de una investigación.

Para terminar, y tratando de concluir, podemos resaltar las siguientes ideas:

En la ciencia las explicaciones se fundamentan en las teorías. Una teoría es un sistema formado por un conjunto de proposiciones cuyos términos están completamente definidos y relacionados entre sí, que constituyen un punto de vista sistemático de los fenómenos.
Gracias a las teorías, es posible iniciar una investigación, plantear hipótesis, buscar respuestas, ya que facilitan las explicaciones y hasta auxilian en la prevención de errores.
Los sistemas conceptuales son teorías específicas o particulares, que se extienden de un número limitado de datos que ellos mismos elaboran y explican. A través de ellos, leemos la realidad.
La ciencia es un tipo de conocimiento que se caracteriza por buscar ciertas características (objetividad, precisión, etc.) y para alcanzar un conocimiento de este tipo se debe ir por un camino llamado método científico.
El método científico es un modelo general de acercamiento a la realidad; posee amplias pautas y dentro de ellas caben los procedimientos y técnicas más específicas que se emplean en las investigaciones.
La base y el punto de partida del científico es la realidad, que mediante la investigación le permite llegar a la ciencia.
Como parte del método científico, las hipótesis son formuladas en términos tales que la observación y el análisis faciliten una respuesta a la pregunta propuesta.
Las variables constituyen el elemento básico de las hipótesis, gracias a ellas la aplicación del método científico nos aproxima más al objeto de estudio, ya que se trata de encontrar los aspectos particulares, de establecer magnitudes probar relaciones, es decir de encontrar sus propiedades.
Es recomendable desglosar un número grande de indicadores que puedan dar cuenta de los componentes del fenómeno de la forma más precisa.
La meta es dar solución a un problema.
Mario Bunge escribió su obra con la esperanza de que la ciencia futura enriquezca sus cualidades o, al menos, de que las civilizaciones por venir hagan mejor uso del conocimiento científico.
Con la aparición del método científico, se acelero el desarrollo tecnológico, pues la ciencia moderna es, cada vez más, una empresa social.
Un dato será considerado verdadero hasta cierto punto, siempre que pueda ser confirmado de manera compatible con los cánones del método científico.

La sociedad moderna paga la investigación porque ha aprendido que esta es útil a la humanidad.

La ciencia y la tecnología constituyen un ciclo de sistemas interactuantes que se alimentan el uno al otro.
La ciencia es un conjunto de acciones encaminadas y dirigidas hacia un determinado fin, que nos es otro que el de obtener un conocimiento verificable sobre los hechos que nos rodean.

La ciencia es una vasta empresa que ha ocupado y ocupa una gran cantidad de esfuerzos humanos, en procura del objetivo de adquirir conocimientos sólidos acerca de la realidad.

martes, 24 de marzo de 2009